CAPITULO 2 : Todo comenzó el verano pasado

El verano pasado teníamos el plan de irnos de vacaciones a la playa. Estábamos todos contentos, por mucho que nos peleáramos Rebe y yo. Teníamos la sensación de que iba a ser el verano de nuestras vidas. Faltaba sólo una semana para irnos, y yo ya estaba pensando en hacer la maleta. "Qué incordio eres, esperate unos días" era lo que siempre me decía mi hermana Rebe. Yo la contestaba con una simple mirada de odio, aunque en el fondo ella sabía que no era de verdad.

Recuerdo que una mañana a mi padre le llamaron del trabajo a primera hora de la mañana; y, sí, estaba de vacaciones, pero el jefe tenía algo que comunicarle. Lo sé porque lo escuché todo desde el pasillo, que daba a su habitación. Al oír la puerta, me metí rápidamente en mi habitación, con la puerta entornada, para ver la reacción de mi padre, por si estaba contento o algo así. Miré por la ranura, y mis ojos únicamente captaron a un hombre sofocado e inquieto.
Le seguí por la casa, tenía curiosidad. Cual su sombra, iba detrás de él, de eso me acuerdo perfectamente. Hasta que cuando llegó al salón, me vio reflejada en uno de los espejos de la pared.
-Jessica...
-Eh...-tragué saliva- Papá, es que... Te veía tan sofocado, que...
-Ven, anda. -señaló sus piernas para que me sentara en su regazo-
-Papá, ¡no me voy a sentar ahí! -reí y me senté a su lado, en el sofá- A ver, dime...
-El jefe me ha llamado. No sé lo que quiere, pero me ha dicho que vaya hacia la oficina ahora. Cuida de tu hermana mientras no estoy.
-De cual, ¿de Rebe? -reí- es más peligrosa que Sam.
Mi padre me miró como diciendo "cuidado con lo que la dices a Rebe que la puedes liar". Bueno, tal vez no quería decirme eso con esa mirada, pero yo lo entendí así.
Después de vestirse y lavarse, se fue hacia el trabajo. Yo me quedé leyendo revistas viejas en el comedor, no me apetecía levantarme del sofá.
Un momento, ¿aún no he dicho en qué trabaja mi padre? Mi padre trabaja en un concesionario, se encarga de vender los mejores coches. Por eso gana mucho dinero, porque los vende.
Cuando me aseguré de que se había ido, me fui a mi habitación. Estaba castigada sin ordenador unos días por no haberle avisado de que me iba con mis amigas. Él estaba aún trabajando y cuando llegó del trabajo yo no estaba en casa. Se empezó a sofocar, y cuando llegué... Os podréis imaginar.
A lo que iba. Encendí el ordenador, que por cierto es un Windows XP. Nunca me han gustado los Vista ni el Windows 7. Lo primero en lo que me metí fue en Tuenti... Lo típico, ¿no? Tenía muchisimos comentarios, muchisimas fotos y muchisimas peticiones de amistad; del instituto, las academias y todo eso. Vamos, una increíble petación. Asegurándome de que conocía a todos los que me habían enviado una solicitud, iba aceptando, hasta que entre tantas peticiones, me encontré con un tal "Cody Larsson", uno de esos chicos que pertenecen al Tuenti-famoso, esa gente que se crea perfiles en los que editan fotos, ya sean de personajes famosos o de chicas normales. Y lo sé porque yo antes tuve uno de esos. A lo que iba. En su mensaje ponía:
"Hola, guapa. Aún te recuerdo"
Y eso me puso los pelos de punta.